Ciudad Juárez, Chihuahua, México. – La talentosa poeta hondureña Diana Espinal ha sido galardonada con el primer lugar en la categoría de poesía durante los XLV Juegos Florales, celebrados el 26 de abril de 2024 en Ciudad Juárez, Chihuahua, México. Este prestigioso certamen literario, organizado por Grupos Unidos Femeninos de Acción Social (GUFAS), tiene como objetivo promover y elevar la cultura y creatividad literaria de la comunidad.
GUFAS, liderado por la señora Elisa de Olayo, ha trabajado incansablemente durante 49 años para fomentar la literatura y el arte. Con toda la solemnidad y pasión que caracteriza a este equipo, se celebró la ceremonia de premiación, que reunió a escritores y artistas de diversas partes del mundo.
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Juegos Florales en Chihuahua
Los Juegos Florales, en su edición XLV, incluyeron dos modalidades: cuento y poesía, con vertientes tanto juveniles como adultas. La convocatoria se abrió a finales de marzo y culminó con la revelación de los ganadores durante la emotiva ceremonia.
El evento cultural contó con un programa detallado que incluyó la apertura, el juramento a la bandera, la invocación al credo de las GUFAS, la presentación del presídium, palabras de excoordinadoras de GUFAS, un mensaje del Lic. Alejandro Cabada Alvídrez y varias participaciones artísticas a cargo del Arq. Ignacio Frausto Ojeda y Patricia Marchand.
La premiación concluyó con la entrega del Capullo de Oro en la categoría juvenil y la Rosa de Oro en la categoría adulta, ambas donaciones especiales.
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Una hondureña que resalta con su poesía
Diana Espinal, al recibir su premio, expresó: «Haber recibido este premio literario significa una responsabilidad muy grande, significa que debo seguir aprendiendo, que debo seguir estudiando la poesía, debo seguir creyendo en las oportunidades maravillosas que te da la vida. Significa que debo seguir amando y creyendo en esta locura hermosa que hago día a día, que es escribir, leer, estudiar, escuchar poesía.»
Espinal agradeció a los organizadores del evento, al jurado conformado por reconocidos escritores de Ciudad Juárez y a la honorable mesa del presídium. También dedicó su triunfo a su familia en Tegucigalpa, Honduras, y a su esposo, Alfredo Figueroa Maguregui, por su apoyo incondicional. La ceremonia concluyó con una clausura y un ambigú, destacando el éxito y la relevancia cultural de los Juegos Florales en su XLV edición.